A finales del siglo XIX, en la mayor de las Pitiusas se experimenta, del mismo modo que en otros lugares, un interés por la reproducción de imágenes captadas desde la realidad: la fotografía. Imágenes instantáneas que congelan y guardan para el futuro multitud de acontecimientos, paisajes, retratos, etc. Dentro de este mundo de «innovaciones tecnológicas» crece y desarrolla su espíritu curioso de artista el joven Narcís Puget Viñas, considerado por muchos el padre de la pintura moderna de Eivissa. Al principio tuvo esa inquietud por plasmar la realidad de forma más o menos fidedigna y, con ese motivo, viajó a Barcelona para formarse en fotografía. Sin embargo, una vez allá, se dio cuenta rápidamente de que la realidad era el color, el matiz, la textura, y empezó a interesarse por el arte y a formarse en pintura, concretamente, muy influenciado por el impresionismo.

Al volver a Eivissa, compaginó la fotografía con un taller de pintura en el que, además, enseñaba la técnica pictórica a jóvenes interesados: Josep Tarrés, Antoni Pomar, Vicent Ferrer Guasch, su hijo Narcís Puget Riquer… Pintores con personalidades y técnicas creativas muy marcadas. Aquella hornada de jóvenes pintores, discípulos de Ciset, como era conocido el viejo pintor y maestro, convivió, ya desde los años treinta del siglo XX y más tarde en una segunda etapa en los años cincuenta, con la llegada a la isla de Eivissa de multitud de artistas de toda Europa. Artistas que buscaban refugio, que se quedaban maravillados por los colores mediterráneos y llegaban atraídos por una climatología afable y un cierto entorno social de laissez fer, laissez passer.

La mayoría de aquellos artistas extranjeros crearon el Grupo Ibiza 59, un grupo de arte de gran proyección que reunía a personas de mundos y tendencias avanzadas con expresiones y técnicas pictóricas abstractas y de vanguardia. A su vez, los pintores locales, que no estaban exentos de una gran calidad técnica y artística, crearon y se agruparon en el Grupo Puget en 1962. Todos ellos dejaron una huella importante, con personalidad propia, y lo hicieron siguiendo aquel impresionismo inicial que Puget Viñas les enseñó. Un estilo impregnado de escenas costumbristas, paisajes locales, marineros, retratos y bodegones. Esta pintura figurativa evolucionará desde los trazos gruesos de tinta de Antoni Mari Ribas Portmany hasta la estilización de líneas y la luminosidad de los blancos de Ferrer Guasch; de la destacada técnica con la acuarela de Puget Riquer a las escenas sorollistas de Pomar; y desde Josep Tarrés, el pintor de los ojos de topacio, hasta llegar a Tur Costa, posiblemente el padre de la pintura abstracta de Balears.

De entonces, el panorama artístico de Eivissa ha amalgamado un amplio abanico de técnicas, temáticas, disciplinas… que nos ofrecen una diversidad de tendencias y estilos, los cuales ponen de manifiesto la gran riqueza de su producción artística y de las nuevas propuestas creativas.